miércoles, 24 de noviembre de 2010

Cortesana

Era puro en aquella bestia encantadora.
Si bien el deseo ajeno era su mensualidad, 
no representa incomunicación alguna. 
Aquella salvaje e ignorante bruta, 
necesitaba experimentar emociones de extraños. 
Aún amaba, no obstante era intolerante a la seducción.
¡Pobre bárbara inconsciente! Era el premio del juego, entre infinitos rivales. 
Como duele verla en brazos de la tentación.
¡Reina instintiva maquinal! Ya no eres más un capullo.
Mujer amante y consorte. Adonde mires, la encontraras.
Ojos color piélago, labios jergón de plumas.   

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