- Entre discos bronceados, mis labios caóticos y sustancias equívocas por qué no, te enseñaré propensión. Quizá no tenga un pelo de seducción, pero si la capacidad de hacerte entrar en razón. Nos hundimos entre las sábanas y comenzamos a ser una misma persona. Ni un poco de elegancia, pero toda la atracción, claro. Nos gana la tentación. Aclaración: malditas adicciones. Dejarás de ser alevoso, para amarme. ¿Y amarte? No lo creo. Sólo quiero que tu mente errónea aterrice en la verdadera tendencia y cierres el telón de tu obra sin sentido. Despertaré aquellos encantos que dormían en mis deseos, y haré que me saborees. Y aún peor, que te guste. Te haré encajar por fin en el leal interés y en el aprecio puro y seguro. Tus trucos serán descubiertos y no tendrás a nadie que te aclame.
martes, 7 de diciembre de 2010
Superficial
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