martes, 14 de diciembre de 2010

Amor liado

12-12-2010


No es por menospreciarte, no. No busco desairar tus palabras, que aún hoy tienen gravedad para mis designios. Pero es que me es tan difícil explicarte que no pertenezco a tus fantasías exactas. Te amo de la misma forma en que me amas a mí, de manera inocente e inocua. Un amor absuelto y exculpado. No es por subestimarte, si hoy tus pensamientos tienen prestigio y magnitud en lo más esencial de mi ser. No procuro relegarte, es que no puedo agraciar tus propósitos. No sirvo para dispensar tu destino, no quiero desfigurar tu rumbo, tu camino. Entiendo de qué hablas, lo he experimentado. Es que… nadie nunca pudo darme la holgura de residir en tus destrezas, tus habilidades de representar lo inimaginable, tu aptitud para personificar utopías. Eras un intérprete de los más surrealistas espejismos, lo que hasta hoy me encarcela en tu genio, tu estilo. Aún te pienso, y me divierto proyectando tus reacciones, figurando tus expresiones. Yo también te amo, mi amor. Como nunca nadie te amó, por lo menos en esta vida. Pero dejame repetirte, que no podrías con mi carácter versátil y mi espíritu inseguro. Mis aturdimientos te fastidiarían, mis revueltas te harían impaciente. Estaríamos siempre fértiles de deseo y prósperos de lujuria, pero lastimados de incoherencia. Rasguñados de las contradicciones, casi al borde de la locura. ¡Es que te amo tanto tanto! Pero no quiero someterte a mi alma dispersa y absurda, a mi memoria discordante.  Perdón, mi amor.

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