viernes, 17 de diciembre de 2010

Orgullo y debilidad, mirándose con hambre

Cuesta tanto desaferrarse de la tierra corpórea... Es tan triste que no pueda desprenderme del tan cutáneo pensamiento, estorbando el pudor y la poca inocencia que aún queda en mí. Es triste que mi soberbia no me permita amarte, ínfulas que van disolviendo mi holgura entre las fatuidades. Un orgullo que se sentiría humillado al gritarte que te ama, te llora y te necesita. Una cobardía dramática, que contusiona mi franqueza. Un universo materialista que te denigra y un espíritu que muere deshonrándote. Y finalmente mi ser, amándote.    

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