sábado, 7 de abril de 2012

Conocerse

Estar tan maniático para llegar a envidiar a mentes carentes de laberintos y escasas de bullicios. Permanentemente desear ser uno más que existe y se conserva, que se halla y perdura en el trayecto; otro discípulo de la costumbre que esclavice los hábitos impuestos para sobrevivir. Estar tan desequilibrado para admirar cabezas vacías. 
Será que esas cabezas vacías no observan ni tienen juicio propio lo que hace de sus miradas algo tan someras, tan triviales pero sin tantos dolores de cabeza.
He llegado a estar tan loco como para aspirar la concavidad. Como para proponerme ser alguien escéptico; ser un factor irrelevante de la permanencia; no duele.
Seré una de las tantas mentes estresadas del continuo análisis humano.
No existen más ganas ni más energía. Ni más respuestas.
Algo que me debo en esta vida: conocerme.

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