Rebasar un régimen puede ser más difícil de lo que parece. Aún con la mirada diligente y los pies insinuando posibles tropiezos. El sistema es tan tentador como nocivo, fomentando el miedo a innovar, experimentar o desnivelar recorridos. Con ambiciones exactas y casi infalibles, transitamos los mismos caminos abordando las mismas maestrías y aterrizando en los mismos lugares. Donde claro, la fortuna es la fiable.
Preferimos quedarnos con el romance más sólido y permanente, al más intenso y expuesto al desequilibrio. Sin sufrir, ni inventar. El único propósito es, tristemente llegar.
Quién sabe a donde.
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